Por Tony López R (*)
Ene. 16/23.-A 43 años de su partida física, sus recuerdos y acciones a quien llamábamos la “Tia”, se me agolpaban en mi cabeza y no podía estar tranquilo si no exteriorizaba estas memorias. La combatiente revolucionaria, cuya formación patriótica la recibía en el seno de su hogar, totalmente martiana y que se expresó muy claramente cuando se celebró en el año 1953 el centenario del nacimiento de nuestro maestro y apóstol José Martí Pérez.
Celia en unión de su padre subió al Pico Turquino en las elevadas montañas de la Sierra Maestra, para colocar un busto de José Martí, para honrar su memoria. Celia no sospechaba que años después, ese lugar sagrado, se convirtió en la veneración de los combatientes que, junto al alumno más fiel del maestro, Fidel Castro Ruz que inicio la lucha por la liberación de la dictadura en ese escenario y que ella fue un puntal excepcional en el fortalecimiento del destacamento guerrillero.
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El Pico Turquino se convirtió en un gran símbolo a partir de ese escenario de lucha libertaria y años después con el triunfo revolucionario, se convirtió en el objetivo a visitar por miles de jóvenes cubanos, estudiantes, secundarios y universitarios, maestros voluntarios, alfabetizadores y médicos, todos recién graduados, los que fueron conocidos como los “cinco picos” , por los picos que hay que sobrepasar para llegar al Turquino.
En el centro de toda esa historia de lucha la joven Celia, se incorpora a la lucha contra la dictadura y es pieza clave en el apoyo a Fidel y a su pequeño destacamento que logran posesionarse en la Sierra Maestra, es Celia, bajo el seudónimo de Norma, junto a otros compañeros y especialmente bajo la conducción de Frank País, la que crea las condiciones para el apoyo logístico y de hombres a la guerrilla, es así como muy en las afuera de Manzanillo en un gran MARABUSAL (*) y con el apoyo del manzanillero Felipe Guerra Matos (*) en el centro de aquel bosque de Marabú, lo convierte en un campamento donde esconde a los jóvenes militantes del 26 de julio que les envía Frank País, y que subirían a la Sierra a incorporarse al Ejército Rebelde, allí también se esconden las armas y otros materiales, nadie podía sospechar que dentro de ese bosque de marabú se escondían hombres y armas para la Sierra.
Su trabajo en la clandestinidad y la organización de estructuras que permitieran mantener un flujo de recursos, limitados, pero necesarios para la guerrilla. Con ese trabajo organizativo, se decide que Celia se incorpore a la guerrilla y es la primera mujer en incorporarse al Ejército Rebelde y desde entonces una fiel y muy calificada colaboradora del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, hasta los últimos días de su vida.
En octubre de 1975 recibí indicaciones del comandante Manuel Piñeiro, de apoyar a la delegación de la FMC, que llegaría a Berlín (República Democrática Alemana), para participar en el Congreso Mundial de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM) en ocasión de celebrarse en 1975 el Año Internacional de la Mujer. La delegación presidida por la combatiente Vilma Espin Guillout, e integrada entre otras por la compañera Celia Sánchez Manduley y que le prestara todo el apoyo y seguridad y así fue.
La delegación de la FMC era de 37 compañeras y 3 compañeros que representaban a las organizaciones de masa como la CTC, ANAP Y UJC, la presidencia fue alojada en una casa de protocolo y la delegación en un hotel muy céntrico y cercano a Alexander Plaz. Celia me pidió que le consiguiera una habitación en el hotel, porque ella quería estar con las delegadas cubanas al evento y que Vilma, Dora Carcaño, Lupe Veliz, si debían estar en la Casa de Protocolo. Y así lo hice.
Busqué con la administración del hotel que me consiguieran una habitación que quedara al lado de los compañeros que integraban la delegación Ramoncito de la UJC y León de la ANAP, que ocupaban una y la otra de al lado Escandel y en la que yo me instale, Celia muy contenta se instaló en su habitación y cuando terminaban las sesiones y la cena, nos llamaba a los cuatro a charlar y comentar los sucesos del día en el evento y con su siempre espíritu guerrillero, sacó de una maletica un reverbero criollo y la coladera para hacer café y encender su cigarro.
Ahí entre charla y charla nos hablaba de Fidel y de sus preocupaciones porque los funcionarios cumplieran con sus deberes con honestidad y dedicación, dijo que se molestaba cuando recibía las quejas que le enviaban por cartas de que había muchos funcionarios de importantes responsabilidades que no respondían las cartas y las llamadas telefónicas.
Él me pidió, dijo ella “que había que tenerle listo a las 11 de la mañana de cada día un dossier con la información pública resumida de la prensa y de las cartas dirigidas a él, la que revisaba y orientaba en cada caso que responder”. Dijo que ese tema de las cartas planteando diversos reclamos, dio origen a la creación en cada organismo de la Dirección de Atención a la Población, incluyendo en el Consejo de Estado y el Partido.
En aquella época los debates que venían desde la época del 60 sobre la línea revolucionaria de la vía armada y/o electoral, la solidaridad y el internacionalismo, fue otro tema de conversación, a dos años del cruento Golpe de Estado en Chile, precisó que los debates en este congreso de la FDIM ocupó un buen espacio de discusión, y las denuncia y condena a las dictaduras de Somoza, Estrosner, Uruguay, Brasil por la delegaciones presentes y la crisis en Argentina donde meses después se produjo el cruento golpe de Estado Militar.
Precisó que ella estaba muy bien informada sobre este tema internacional, que recibía información de Piñeiro, del ICAP desde la época de Mazola y René Rodríguez, cuando eran presidentes de esta institución. También del Minrex. Con una gran risa comentó y no saben las Cosas de Piñeiro, nos contó que “un día la llamó el ministro Malmierca y preguntó, Celia como así que en el Consejo de Estado hay un Secretariado y yo no lo sabía, porque Piñeiro me llamó para trasladarme un tema y se tramitara por el MINREX y al preguntarle que quien lo había aprobado me dijo Fidel y el “Secretariado estrecho” y al preguntarle y quienes integran ese Secretariado, Piñeiro me dijo: “Celia, Pepin Naranjo y yo”. Y ahí muerta de risa dijo, esa son las cosas del Gallego, no hay nadie que se le parezca a él, es único.
Por último, me llama y dice, Tony yo le quiero llevar un regalito a Fidel y él se desvive por los bombones y te voy dar el dinero para que me compres una caja, saco 10 dólares y me los dio, parece que al ver mi cara se dio cuenta que era poco, y dijo es lo que tengo porque él, es muy ahorrador y no quiere que se gaste dinero. Me fui con un custodio de la embajada a Berlín Occidental y con dinero que yo tenía de mi presupuesto y los 10 dólares, le compré la caja de bombones. Al entregárselo con el custodio que me acompaño y preguntó y él te acompaño y le dije sí, debía tener un testigo porque si un bombón le da un dolor de barriga al Jefe, seguro que me van a preguntar, y me reí. No, dijo ella y añadió “porque ustedes son de la absoluta confianza del Jefe, porque son como bien dice Raúl, los muchachitos de Piñeiro”.
La recordaré siempre por su conducta tan tierna y maternal, sin un ápice de prepotencia y si de humildad, siempre preocupada por las mujeres y niños cubanos y especialmente de la Sierra Maestra, de gran ejecutividad, a ella se le debe agradecer muchas obras extraordinaria como el Parque Lenin y otras ejecutadas en distintas provincias, el pueblo cubano la recuerda siempre con gran admiración y cariño que conquistó por su gran entrega a la obra de la Revolución.
Efectivamente muchos de los que trabajábamos con Piñeiro le decíamos la tía. Cuando culminó el evento en Berlín, y debido al cierre del aeropuerto por una gran nevada, se decidió que ella y otros compañeros viajaran a Praga a tomar el avión para Cuba. Informé a mi jefatura y mi Jefe indicó que la acompañara hasta Praga. Nos fuimos en tren a Praga y junto a ella se marcharon Lupe Veliz y Escandel. Al llegar a Praga fuimos directamente para la residencia del embajador Jorge Bolaños, que nos atendió con mucho apreció y cariño. Allí terminé mi misión y me quedan estos recuerdos de la inolvidable Celia. Como dijera Hart la “Flor más autóctona de la Revolución Cubana”.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional
(*) Felipe Guerra Matos, capitán del Ejecito Rebelde.
(*) Marabusal, viene de la planta Marabú muy espinosa y nada productiva pero si utilizada para que los campesinos la usen como cercas de sus quintas y fincas.
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