Por André Abeledo Fernández 

Que la "oposición pacífica" saque las urnas en Venezuela a espaldas de su gobierno está BIEN, es un ejército de libertad y democracia, legal.

Pero que el legítimo gobierno de Cataluña saque las urnas está  MAL  y es un ataque contra la Constitución y la libertad, además de un delito.

Entre los dos casos existe, es verdad, una gran diferencia, en Venezuela la oposición utiliza sistemáticamente la violencia y hace llamados a un golpe de Estado por parte de los militares, o llega a pedir nada más y nada menos la intervención Norteamericana, hablando en plata, la invasión de su país por parte del ejército de los EEUU.

Para solucionar lo que llaman el “desafío soberanista catalán”, para poder superar la cerrazón y la sinrazón que desde Madrid abanderan los representantes del PP y sus mamporreros. Solo hay un camino racional,  debemos de construir un nuevo modelo de Estado.

Tendremos que superar esta Constitución y caminar juntos hacia un Estado Español que pueda ser la casa de todos y no ser la cárcel de nadie.

La intransigencia de Madrid, no hace más que agudizar intencionadamente el enfrentamiento, las dos derechas, la española y la catalana juegan a un peligroso juego al envolverse en las banderas nacionales para defender intereses oligárquicos dejando como siempre a un lado los intereses y los anhelos de los pueblos.

Es indiscutible que existe un sentimiento independentista en Cataluña, un sentimiento al que hay que darle una respuesta. Esa respuesta no se puede dar desde la imposición o desde el castigo. Hay que darla desde el diálogo abierto y constructivo.

Debe de ser un diálogo basado en el respeto y sobre todo en el entendimiento. Un diálogo que debe reconocer desde un principio que dentro del Estado Español existen diferentes naciones. Cataluña es una nación, como lo son Galiza y Euskadi y ese hecho indiscutible de un modo racional, no debería de ser un problema para buscar el entendimiento y conseguir una convivencia beneficiosa para todos los pueblos del Estado Español.

También debemos de ser conscientes, de que lejos del interesado discurso de la derecha mediática, lo que está exigiendo ahora mismo el pueblo catalán no es la independencia, sino el derecho a poder decidir sobre la autodeterminación. Algo que debería estar reconocido en nuestra Constitución y en todas las constituciones como un derecho fundamental de los pueblos.

Pongo un ejemplo, que puede que no sea el más adecuado, pero que sin duda es muy explícito. Imaginemos una pareja felizmente casada, con unos hijos preciosos y sanos, con una bonita casa, una pareja enamorada que vive en un país donde no existía el derecho al divorcio. Un derecho al divorcio que finalmente se reconoce. ¿A alguien se le pasa por la cabeza que esa pareja feliz va a divorciarse porque ese derecho sea finalmente reconocido?.

Pues algo parecido pasa con el derecho a la autodeterminación de los pueblos, con la diferencia de que los pueblos son mucho más conservadores y no se van a enamorar de un tercero. Los pueblos cuando establecen un marco de convivencia basado en el respeto a las deferencias y beneficioso para el conjunto de la sociedad, no quieren aventuras.

Pienso que no se le puede negar a ningún pueblo del mundo el derecho a decidir su destino. Podremos discutir sin duda si la independencia es el mejor camino para Cataluña, podremos argumentar. Sería deseable que pudiésemos buscar conjuntamente fórmulas que permitan una buena convivencia, que a mí entender, sería sin duda positiva para todas las naciones y para todos los pueblos del Estado Español. Pero son las catalanas y los catalanes los únicos que pueden tomar la decisión.

Sinceramente pienso que las diferencias que hay entre los pueblos y nacionalidades del Estado Español deberían enriquecernos y no desunirnos.
 
 
André Abeledo Fernández, (Concejal de Esquerda Unida de Narón, militante comunista y sindicalista)

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