Por Alwaght

La disputa de la República de Azerbaiyán y Armenia sobre 

 

la soberanía de la región de Nagorno Karabaj tiene raíces históricas y ha sido también la causa de los recientes enfrentamientos entre las dos partes. La última guerra sobre Nagorno Karabaj ocurrió entre 1991 y 1994 después del colapso de la Unión Soviética. En aquel conflicto, Armenia se hizo con el control total de esta región, es decir siete zonas. Hasta el momento, ningún país del mundo ha reconocido la soberanía de Armenia sobre Nagorno Karabaj que se encuentra geográficamente dentro de la República de Azerbaiyán, país que  considera la región disputada como parte de su territorio aun después de más de dos décadas.

Este conflicto ha vuelto a situarse en el centro de la atención mundial durante los últimos días. En estos momentos, tanto Azerbaiyán como Armenia carecen de voluntad para acabar con el conflicto sin ver materializadas todas sus demandas, por lo tanto, ninguna de las partes acepta una mediación internacional.

Por otra parte, las autoridades de Azerbaiyán han convertido este litigio en una buena excusa para mantener el país en estado de emergencia con el objetivo de que continúe el gobierno de los Aliyev. Con esta estrategia, se prolonga el periodo presidencial y las autoridades mantienen bajo la presión a los opositores políticos.

Este conflicto también tiene dimensiones internacionales. Algunos países como Turquía han tomado parte en esta disputa apoyando a una parte del conflicto, mientras otros están interesados en la prolongación del caso para conseguir sus metas políticas. Tanto Rusia como Estados Unidos consideran esta disputa como una oportunidad para continuar con su influencia tradicional en la región.

Existen varios problemas para la mediación internacional en este conflicto, en particular la negativa de las dos partes a aceptar la participación de otros países para resolver el tema. Entre los países regionales, Turquía ha manifestado su abierto apoyo a Azerbaiyán, mientras los azerbaiyanos acusan a Irán de respaldar a los armenios. Además, los otros países regionales no tienen la capacidad de intervenir en un conflicto de este tamaño.

Por otra parte, las potencias internacionales, como Estados Unidos, se oponen a la mediación de Teherán y Ankara en este asunto. Por lo tanto, parece que el conflicto no tiene una solución definitiva a corto plazo. Durante los últimos años, ha habido varios esfuerzos para solucionar esta crisis, pero ninguno de ellos resultó exitoso. No obstante, durante la historia no ha existido crisis alguna que haya permanecido sin resolverse. En cuanto a la crisis de Nagorno Karabaj, tanto Azerbaiyán como Armenia tienen que renunciar a parte de sus reclamaciones, mientras los actores regionales e internacionales deben lograr un consenso para acabar con el conflicto.

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